lunes, 5 de marzo de 2012

Diagnóstico 2: Diabetes Mellitus tipo 1

Vino mi hermano y mis sobrinos de visita dos semanas antes de la Semana Santa de 2008. Tengo esos días grabados en mi memoria. Como si fueran una película que he visto tantas veces que me se hasta los diálogos.

Me acuerdo que mi hermano quiso probar en el parque si Sergio se daba cuenta que estaba solo. Mientras yo me quedé con el resto de los niños, él lo perseguía de cerca, pero sin que lo viera... llegó hasta el otro lado del parque, a  500 metros de donde estábamos nosotros, y le dió igual.


Esa semana comenzaron los signos clínicos de la diabetes de Sergio.

Como estaba mi familia en casa no me veía obligada a despertarlo temprano para llevar a Herminia a la guardería. Como no lo despertaba seguía durmiendo hasta las 10:30 de la mañana... yo pensaba ¿que raro? ¡si este niño es un soldado!, siempre se ha despertado muy temprano.


No sólo eso. Sergio dormía la siesta hasta TRES HORAS. Era impresionante, porque la semana anterior apenas dormía una. El domingo era la fiesta de S. José. Se quedó durmiendo toda la tarde y no la pudo disfrutar.

A ratos se ponía super glotón, tuvimos dos fiestas de cumpleaños y se hartaba a robar comida sin saciarse.

Una de las noches de esa semana no paró de llorar. Tenía llanto de dolor, como esas noches de "dolor de oído" o de "salida de algún diente" de los bebés.

Las dos noches después de que se fuera mi hermano no paraba de pedir agua. Se ponía de pié en la cuna y decía "agua, agua, agua" le daba, se bebía media botella de las pequeñas, se acostaba y a los diez minutos se volvía a levantar "agua, agua, agua" y así todo el tiempo entre las ocho y las doce de la noche, en la que ya caía rendido y se dormía.

Llenaba el pañal de noche, lo que nunca, pues muchas mañanas se levantaba seco y desde que era bebé nunca se lo tuve que cambiar de noche. La primera noche, cuando se levantó se le calló del peso y la segunda noche se lo tuve que cambiar tres veces... por supuesto lo llevé al pediatra.

El pediatra decidió hacerle el control glucémico, cuando fuimos salió "Hi" en el aparato, esto es, "High" en inglés, que quiere decir que el niño estaba por encima de 600 mg/dl. MUUUUY ALTO. La enfermera se quedó asombrada, era joven, pero le dijo al doctor que el aparato estaba mal, así que nos envió a hacer una analítica de sangre en ayunas AL DÍA SIGUIENTE. Claro, uno en esos momentos no sabe la urgencia de la situación y te quedas como paralizado, pensando qué puede haber pasado.

Esa noche se quedó mi madre con los niños para que Juan y yo salieramos a cenar y nos distrajéramos un poco. Pasamos la cena más silenciosa que hemos pasado nunca, los dos pensando que podía estarle pasando a nuestro hijo.

Al día siguiente fuimos los dos a hacerle el análisis, pero no esperamos los resultados, fuimos a una enfermera con más experiencia del centro y le pedimos que le volviera a hacer el control del azúcar. Salió 350 mg/dl, altísimo. Y nos recomendó que fueramos urgente al hospital.

En el hospital le hicieron los controles y decidieron hopitalizarlo inmediatamente con un diagnóstico de Diabetes. Quedaban dos días para Semana Santa... mal asunto.

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