martes, 6 de marzo de 2012

Comienza a expresarse el autismo de Sergio

La estancia de Sergio en el Hospital a sus 17 meses de edad, la dejo para más adelante porque todavía se me sigue helando la sangre cuando pienso en esa parte de su historia.

Cuando Sergio salió del Hospital, tenía una pauta de insulina inadecuada y los cambios de glucemia eran muy bruscos.Yo me sentía totalmente frustrada por no saber ayudarle.

Durante los cinco meses posteriores Sergio sufrió de manera brusca una involución neurológica. Fué como si se le paralizaran los sentidos. No se si no recibía estímulos o había perdido la habilidad de dar respuesta a todo lo que recibía a través de la vista, los oídos e incluso la piel.

Dejó de mirar a los animales (dejó de mirar las palomas, los perros, los gatos), También dejó de imitarlos. Dejó de mirarme a mí, Dejó de mirar la luna. Dejó de quejarse por los pinchazos de insulina. Dejó de responder a su nombre. Dejó de hacer el panderito. Dejó de cantar canciones. Dejó de bailar. Dejó de soplar. Dejó de oler. Dejo de señalar progresivamente. Dejó de saludar y dar besos volados progresivamente. Dejó de reirse a carcajadas.

Poco a poco fue dejando de decir consonantes, comenzó a hablar sólo vocalizando y después arrastrando las palabras "abbbbbuuuuua" "guauuuuu guauuuuu"... hasta que dejó de hablar. Sólo emitía algunas vocalizaciones a veces del tipo "ah ah ah ah"

Tenía la boca abierta constantemente y babeando.

Comenzó a girar la cabeza mirando algunas cosas, sobre todo luces o números digitales. Comenzó a girar cosas (el mando de la tele, el plástico que se usa para cerrar las botellas de agua nuevas para niños)

Comenzó a correr girando una de las piernas hacia afuera y levantando los brazos hacia arriba, aunque eso duró poco. Recuperó rápido esta parte.

Tenía que llevarlo en carro o cogido porque la dispersión cuando caminábamos era imposible de controlar de otra manera.

Yo, como pueden ver en el vídeo, intentaba buscar explicación a todo lo que hacía. Estaba muerta de miedo. Frustrada porque no sabía qué hacer para ayudar a Sergio. Tenía que disimular durante el día por Herminia. Por las noches no paraba de llorar mirando al techo oscuro de mi habitación.


La única causa que se me ocurría que podía provocar todo esto era el mal control de la glucemia y las vegetaciones. Pero cuando le operamos de vegetaciones (que por lo visto estaban muy muy desarrolladas, no mejoró). Le hicieron pruebas neurológicas y genéticas. No apareció nada. Yo deseaba que no apareciera nada, al mismo tiempo que deseaba que apareciese algo.

Así que "me las ingenié" para conseguir un traslado al Hospital Univ. Ramón y Cajal de Madrid. En agosto,cinco meses más tarde, para que me atendiera al niño un equipo de Diabetología pediátrica de reconocimiento internacional.




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