Así comenzó esta maravillosa aventura...
Lo pusieron boca a bajo sobre mí y no pude verle la cara. Papá si lo vió. Estaba bien. Lo limpiaron y comenzó el berrinche. ¡QUÉ PULMONES!. Lo llevaron a la incubadora. ¿Porqué?, pregunté a su papi. Por si hubo sufrimiento fetal, no lo entendí mucho en ese momento porque nació muy rápido.
En menos de media hora me lo dieron. ¡QUÉ BONITO! redondito y fortachón, así es mi Serguiño como lo llama papá... No pasaron dos segundos y ya estaba pegado a la teta. ¡Qué glotón!, le encanta comer, es su pasión.
Creo que ninguno de nosotros podíamos siquiera suponer entonces que esta personita iba a ser CAPAZ de hacer que todo fuera tan intenso. El día a día, las tristezas, LAS ALEGRÍAS, nuestras capacidades, nuestro aprendizaje constante, la lucha frente a las barreras sociales..., todo es muchísimo más intenso con Sergio.
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