Quiero agradecer aquí a BARBARA, una amiga que me cuidaba cuando yo era niña y mientras mi madre trabajaba, la gran ayuda que me prestó en el aeropuerto hace ya siete meses, en un momento que realmente necesité.
Estaba con mis dos hijos en el aeropuerto, Sergio no quería caminar por ver un anucio, lo tuve que coger por debajo de los dos bracitos para que caminara delante de mí y se resistíó muchísmo. Yo tenía los labios agrietados del clima seco de Madrid y un golpe de Sergio me abríó el labio y me goteaba sangre. Mi hija Herminia un poco asustada por la sangre pero en calma, porque es mi ángel, me ayudaba con las maletas, pero con siete añitos que tenía, era demasiado para ella. Y vino Bárbara a socorrerme, me llevó las maletas hasta el coche donde estaba mi marido esperándome.... me leyó el pensamiento, GRACIAS BÁRBARA.
Realmente el tiempo pasa según lo vivamos. Han pasado sólo siete meses. Ahora me parece eso, siete meses... Hace siete meses me parecía que iba a durar una eternidad... Pero todo pasa, muchas veces sin realmente saber como ha sido exactamente avanzar ese paso, ni poder analizar cuales fueron los pasos que seguimos hasta que conseguimos el cambio. Pero el hecho de haberlo conseguido me permite disfrutar de cada instante que paseo con mi hijo ahora por el aeropuerto.
A Sergio siempre le gustó correr en los espacios abiertos y también la tecnología. Así que ir al aeropuerto con él se estaba convirtiendo en una odisea. Porque tenía que correr detrás de él o tirar de él continuamente, sobre todo en los últimos viajes porque habían muchos anuncios en movimiento... como deseaba que quitaran todas esas pantallas y volvieran a los anuncios estáticos en papel.
De pequeño, él entendía que cuando le cogía del antebrazo en vez de la mano, "tenía que caminar a mi lado". Pero desde que pusieron las pantallas de anuncios en movimiento se complicó todo mucho. Ya Sergio tenía cinco años estaba muy fuerte y resultaba complicadísimo manejarlo físicamente, sabía que ya la opción física no la podría mantener mucho tiempo. Tenía que usar otra opción. Yo terminaba mis viajes como si me hubieran pegado una paliza, con la espalda empapada en sudor. Cada tres meses voy a Madrid para la revisión de la diabetes, y resultaba siempre muy agotador.
Hace dos años, Sergio comenzó a entender órdenes verbales sencillas sin ayuda de pictogramas como:
- vamos
- la mano a mamá
- espera
- corre
- camina despacito
pero cuando otro estímulo le resultaba más atractivo, estas órdenes pasaban desapercibidas.
Sin embargo, durante estos últmos cinco meses, desde que comencé el método ABA y tiene una fantástica profesional de Audición y Lenguaje en el cole, ha mejorado muchísimo su discriminación auditiva, y creo que ese es el motivo de que ahora sea tan fantásitco pasear con él por cualquier sitio de la mano.
Ya espera, corre y camina cuando se lo dígo. Además cuando ve una pantalla de anuncios que le gusta mucho, hace el amago de pararse, le digo, "la mano a mamá, vamos"... para mi asombro no me hace falta nada más. Ya incluso, la última vez, le solté varias veces la mano y seguía caminando a mi lado, e incluso me ayudó poniendo su manita en el asa de la maleta. ALUCINÉ Y DISFRUTÉ MUCHO DEL ÚLTIMO VIAJE.
Y aquí les dejo la foto de mi peque, ayudándome con la maleta a mi lado toooooodo el tiempo. Tanto que pensé que ahora tendré que meterme en un gimnasio para no subir de peso... pues ya no tengo que correr detrás de mi Serguiño.
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